De Tacones y Bolsos - diseño independiente: El hombre de baobab

domingo, diciembre 27, 2009

El hombre de baobab

A Luis no le gusta su vida. No la encuentra sentido. Máxime cuando Nadia, su segunda mujer, se ha ido de su vida sin apenas explicación. Y él sí que la quiere, de verdad. No como con Carolina, su primera mujer. Era demasiado joven, el embarazo, todo se precipitó. A su hijo también le quiere y le echa mucho de menos. Carolina se está empleando bien a fondo para que Luis apenas pueda tener contacto con Adrián. ¿Qué expectativas tiene? Luis no ve ninguna. La noticia de la inminente muerte de su padre le recuerda ese viaje que siempre quiso hacer con él. Viajar por África, por los lugares en los que su padre estuvo como aviador. Recorrer con él el Congo. Saber dónde estaba su padre mientras su madre y él le esperaban en Madrid. Un viaje que para su padre podría significar no regresar dado su precario estado de salud. Y para él,..., quizá también.

Esta es la segunda novela de David Cantero y lo tengo claro, da miedo adentrarse en sus historias. Ya me pasó con Amantea y me ha vuelto a pasar.

Miedo porque sabes que te van a golpear, en lo más hondo, y cuesta salir. ¡Vaya si cuesta! Aún recuerdo el instante, físico y psíquico, al terminar Amantea. Y creo que lo mismo me va a suceder con El hombre de baobab.

David Cantero sabe muy bien cómo describir los sentimientos, las sensaciones, la vida y su discurrir, para nada trivial. Y hace aflorar esos pensamientos, que te replantees cosas, que pienses, no con la cabeza, con las entrañas.

En El hombre de baobab repasamos muchos amores, el de padre-hijo y el de pareja. Y todos tenemos algo que ocultar, que no queremos sacar. Aquí sale. Y duele.

Pero ese dolor nos hace al mismo tiempo saber que estamos vivos. Para leer, para viajar, para amar, para buscar, para descubrir, para sentir, para decir,...

Papá, te quiero.
Tu hija

2 comentarios:

  1. Me ha encantado conocerte. Seguiré visitándote en el 2010.
    Besos desde Estella.

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  2. Resulta que en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por lo tanto buenas semillas de hierbas buenas y malas semillas de hierbas malas. Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una se le antoja despertarse. Entonces se estira, y extiende tímidamente hacia el sol una encantadora ramita inofensiva. Si se trata de una ramita de rábano o de rosal, se la puede dejar crecer como quiera. Pero si se trata de una maleza, hay que arrancarla en seguida, en cuanto se la pudo reconocer. Ahora bien, había unas semillas terribles en el planeta del principito... eran las semillas de baobab. El suelo del planeta estaba plagado de ellas. Y de un baobab, si uno se deja estar, no es posible desembarazarse nunca más. Obstruye todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño, y si los baobabs son numerosos, lo hacen estallar.

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